viernes, 21 de abril de 2017

“Queremos médicos sensibles”



Esta frase es el titulo de una carta enviada a un periódico local por parte de un padre, quien resumía así, la atención recibida en un hospital donde se encuentra su hijo. En ella, no describe el proceso clínico sino las emociones, los sentimientos que, a lo largo del proceso molestan y enfadan a pacientes y familiares. “Nadie le llama ni siquiera para tranquilizarle…” “debemos exigir que solo profesionales sensibles estén en nuestra sanidad”. 

¿Debe ser la sensibilidad una competencia de nuestros profesionales sanitarios?

En una experiencia personal, haciendo de paciente, un doctor me resulto realmente desagradable en su planteamiento y en su forma de comunicar lo que me proponía hacer, incluso pensé en no volver. Sin embargo al comentar el caso con una mente más fría me dijo “¿Es un buen médico?” le respondí que sí. “Pues déjate llevar, va a ser tu medico no tu amigo”. Sin embargo, en el mundo en que vivimos, actuamos en base a la generación de emociones en todos los ámbitos de la vida, en nuestras relaciones, en nuestros habitos, en nuestras compras….

Que difícil encontrar el lado de la balanza donde la profesionalidad y la atención
 por emoción estén equilibradas.

Si vemos los datos del barómetro sanitario, observamos que en los últimos  veinte años la confianza en la profesionalidad del médico y el conocimiento de su historia de salud ha permanecido prácticamente constante, no se ha deteriorado. Los ciudadanos siguen viendo a los profesionales sanitarios capacitados para tratar su salud tanto en atención primaria como en hospitalaria, sin embargo, si analizamos el trato recibido ha sufrido un descenso de un punto completo en el mismo periodo de tiempo. 

¿Somos los profesionales sanitarios más ariscos? ¿Somos los pacientes más exigentes?
¿Cuál es el rol de cada uno hoy en día?






Esto no es una novedad, si revisamos la historia en la misma Grecia el papel del médico evoluciono en función de los adelantos científico técnicos, de la ética y de la relación entre pacientes y profesionales. De ser un “hombre que vale por muchos” que era lo que significaba “iatros”, es decir, medico en griego, hijos de un Dios (Asclepio), adorados y respetados fueran cuales fueran sus recomendaciones medio místicas medio mágicas, propias del Dios sanador al que se veneraba evolucionamos a la medicina hipocrática, basada en la ciencia pero en la que cuidaban mucho la relación de los médicos con los enfermos; consideran que la buena disposición anímica del paciente ayuda a su pronta curación. Les importa mucho el prestigio propio, esa buena fama que el juramento menciona como premio de los cumplidores, frente al castigo de infamia de los otros.  Esta revolución medica es pequeña comparada con la que
hemos iniciado hace tan solo 30 años y en la que el mundo tecnológico forma parte de nuestras vidas y en la que sin embargo el factor humano cada vez es más importante.
Probablemente una metodología que pueda servirnos de referencia es la adoptada por el National Health Services para la implantación del programa MAGIC en el ámbito de las decisiones compartidas. Trabaja el paciente y el profesional de tal manera que los acerca para que puedan hablar el mismo idioma. SI el problema es común igual las soluciones son también compartidas. Hagámoslo realidad.


Imagen tomada de https://pixabay.com


 

jueves, 16 de febrero de 2017

De lo ideal a lo real en E-salud



Del dicho al hecho hay un trecho, y del ensayo clínico al uso real por los pacientes reales, hay bastante más de un trecho.  Y de eso va este artículo del NEJM Catalyst, de la distancia entre lo ideal y lo real en E-health. Desde mi punto de vista y a la luz del artículo, dos son los retos en el desarrollo de tecnología digital útil en el mundo de la salud. 

Por un lado desarrollar tecnología (apps, wearables, ...) que demuestren que sirven para aquello que han sido concebidas. Algo así como la "Evidence Based E-Ehealth" o la "Salud digital Basada en la Evidencia". Desarrollo de ensayos clínicos que nos permitan evaluar si cada producto digital sirve para aquello para lo que fue concebido. No sea que poniéndole en medidor de frecuencia cardiaca (sí,ese que llevo en la muñeca todo el día) a la pechuga del pollo nos de que la pobre está taquicárdica, como nos recordaba Mañez en su post Los wearables y el pollo

Pero el artículo de hoy va un poco más allá. Muchos de los productos de salud digital se basan no solo en las habilidades digitales de los pacientes, sino también en un importante compromiso de los pacientes con su uso. Y sí, ambas condiciones pueden darse y facilitarse en un ensayo clínico tradicional que pretenda validar un producto digital, pero... ¿y en la vida real?. En la vida real la cosa cambia, ni todos los pacientes son digitalmente tan habilidosos, ni utilizan el dispositivo con la "adherencia" esperada.

El cambio conductual para el que muchos de estos productos están diseñados, necesitan de la participación activa y continuada del paciente. Por ello las empresas han de hacer un esfuerzo y centrarse en la adherencia de los pacientes con sus dispositivos en la "vida real". Pero, ¿cómo?. Se pueden plantear tres opciones: 

Mantener el compromiso desde el minuto 1 (o incluso antes!). Los productos de salud digitales deben concebirse para impulsar el compromiso desde su propio diseño: Las empresas deben considerar el empleo de principios de la economía del comportamiento mediante el uso de implementaciones sofisticadas de incentivos financieros, puntos de fidelidad, estructuras sociales y otras técnicas. Los medios sociales también han demostrado ser una fuerza poderosa en la adherencia del paciente (aplicaciones que van desde los recursos abiertos de apoyo a los pacientes, como PatientsLikeMe, hasta las redes de redes sociales de pacientes, utilizadas por Omada Health para controlar la pérdida de peso). Y no podemos olvidarnos de la gamificación y los videojuegos. 

- Otra de las posibilidades es aprovechar los datos del mundo real para impulsar pruebas del mundo real. Los datos del mundo real (Real World Data "RWD") y la evidencia del mundo real (Real World Evidence "RWE") son temas de creciente interés en la comunidad médica, e incluso han atraído la atención de la FDA. Mientras que RWD y RWE se utilizan típicamente para complementar los ensayos clínicos, estas fuentes de información son cada vez más importantes para las compañías digitales de la salud, porque proporcionan la evidencia crítica de la participación del usuario en el mundo real. Las compañías de salud digitales pueden diseñar estudios para capturar RWD y construir RWE creando escenarios que reflejen cómo los pacientes reales utilizan sus productos. Un ejemplo es el estudio de prevención de diabetes de Omada Health realizado dentro de la práctica habitual con sus pacientes. 

- Muchas veces será necesario desarrollar variaciones del producto. La talla única no encaja en todos los pacientes y puede ser necesario utilizar diferentes tácticas para diferentes poblaciones. Un ejemplo fue el caso de Propeller Health que desarrolló sensores para monitorizar el uso de inhaladores tanto en personas con asma como en personas con EPOC. 

- Y la búsqueda de asociaciones para conseguir sinergias. ¡Cooperación para mejorar la adherencia de los pacientes! Eso es lo que han hecho por ejemplo en Mango Health, una aplicación de adherencia a medicamentos que se asocia con compañías de productos de consumo ofreciendo recompensas reales como la vida misma (tarjetas regalos por ejemplo) a aquellos pacientes que son fieles con la aplicación. O más cercano a nosotros, el ejemplo de Wefitter que ofrece descuentos y premios a aquellos participantes que alcancen determinados objetivos de adherencia al ejercicio físico (aunque siempre puedes ponerle el "gadget" al perro y hacerle correr.... ).

En resumen, la validación del mundo real de los productos de Salud Digital no sólo es deseable, sino absolutamente necesaria, si es las empresas tecnológicas quieren que sus productos permanezcan en el mercado y no sucumban a la insoportable fugacidad del "ser digital". 



Abriendo la ventana



Bienvenidos a nuestro pequeño espacio de reflexión sobre las personas y el sistema sanitario. Pero queremos reflexionar con las ventanas abiertas mirando lo que hay ahí fuera, y contando lo que vemos tamizado por nuestra opinión. 

Este blog va de sanidad, de luz y de ventanas. De sanidad porque, aunque no nos creemos expertas en nada, es de lo único que creemos saber un poco. De luz porque siempre andamos buscándola: La del sol por la mañana; la que desprenden muchas de las personas que nos rodean en 1.0, 2.0 y más allá; la que encontramos por el camino cuando caminamos en zig-zag. 

Y de ventanas, porque cuando una puerta se cierra .... se abre una ventana. Son la oportunidad de ver el mundo fuera de nuestra caja y además, dejar que corra el aire...

Y todo esto de la mano de ella, de la osada Agnodice.